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sábado, 4 de febrero de 2017

AYALGA II: "EL MENSAJE DE UN TAMARGU"

De entre los escombros pude rescatar antiguos ladrillos macizos que fui utilizando en la restauración de mi vivienda. Cada vez más raros, adquieren un gran valor de mercado, bastante por encima del ladrillo de factura moderna, que no son más que malas imitaciones; porque se usan para dar un toque rústico en las viviendas. También rescaté algunas maderas de castaño, ménsulas, columnas, pontones y vigas. La madera de castaño se considera un material noble, muy común en la construcción antigua, ya sea de corredores, galerías, hórreos y paneras que, por lo general, se conserva en perfectas condiciones siempre que no estén bajo techo. Esta madera aguanta bien el clima húmedo de Asturias, siempre que esté expuesta, al menos una parte del día, a los rayos del sol y bien aireada. No hay más que fijarse. La fachada principal, sobre la que se montan, está orientada cuando menos al Sur y como mínimo al Este que es un viento seco y tiene asegurado el sol en el horario de la mañana. De igual manera, tal como ladrillos y maderas, se encuentran tiradas piedras de los dinteles de las puertas y ventanas; me viene a la mente el gran esfuerzo de los canteros para labrarlas y encajarlas a medida justa a golpes de maza sobre el cincel. Volviendo al tema de los ladrillos macizos, se hacían tres tipos de ladrillos con igual medida de largo y ancho: Tabiquero, el de menor sección de los dos tipos, destinado como dice su nombre en la construcción de los tabiques que separan las distintas dependencias de un edificio. Con ellos se evita añadir demasiado peso muerto al suelo, que antiguamente era de tabla. Machetón, que le sigue en sección, empleado para las paredes de mayor resistencia, en media o doble asta. Rasilla, aún de menor sección que el tabiquero, se usaba para hacer bóvedas sobre los pontones, tramos de escaleras y cubiertas de los tejados, usando dos o más capas cruzadas unas sobre otras. De entre todo aquel montón de cascotes, basculados en cualquier hondonada comunal y bosques privados, a veces también en las riberas de los ríos, pude rescatar un buen número de ladrillos enteros, aparte de los partidos y medios, que son igualmente aprovechables en la construcción. Una vez al pie de obra los limpiaba del mortero, que por fortuna solía ser de cal y arena. Cuál sería mi alegría cuando, al rascar la cal en uno de ellos, di con este texto grabado sobre la húmeda arcilla el cual transcribo “ad pedem litterae”: “Un individuo que nació el día 23 de Febrero de 1888 y que murió el día 23 de Febrero de 1900, qué edad tenía”. Está hecho con una letra caligráfica, inglesa, totalmente legible, salvo por algunos desperfectos y rotura del ladrillo. A continuación del texto viene una cuenta así dispuesta: 
  1 9 0 0 
- 1 8 8 8 
   _______ 
  0 0 1 2, 0 0

 Lo usé junto con otros ladrillos tipo tabiquero, en la construcción de la campana de la chimenea de troncos en el salón, a la altura de la vista. Años después lo rescaté cuando decidimos encastrar una chimenea de hierro fundido y puerta de cristal por el mayor rendimiento energético que tienen. Un hallazgo tan baladí, es para mí de gran valor y por eso ahora me apetece recogerlo entre las ayalgas de este blog para disfrute de los lectores. La historia verdadera de ese ladrillo y del escrito, es decir la anterior a que yo lo hallase por azar en una escombrera, me dio para pensar y comentar con los amigos cuando surgía el tema. En un principio pensé que se trataba de una especie de estela donde se narraba con toda la crudeza la muerte prematura de algún guaje de los que ayudaban en la tejera. Puse el acento, en la edad que solían tener los niños,  que iban como ayudantes a las tamargas. Con el tiempo me fui formando otra idea menos cruenta de lo que el texto pudiera trasmitir, quizás llevado por mi profesión que ejercía. Y ¿por qué no podría tratarse de un simple problema aritmético propuesto en una clase al aire libre, quizás en el descanso del almuerzo?Los ladrillos, después de sacados del molde, eran llevados al secadero, antes de meterlos al horno. Los guajes solían ir a las tejeras con su padre o también encomendados a otro familiar o vecino. Pudiera ser este escrito como la muestra de tarea que sobre el cálculo habría preparado alguien de la cuadrilla de obreros con estudios, pues la caligrafía de la letra lo confirma, que quisiese enseñar a los demás. ¡Qué mejor pizarra que un bloque de barro aún fresco! Como stylo, como estilete, cálamo o pluma, quizás usase el cañón afilado de un helecho seco usado en los rústicos camastros y que formaba también parte del combustible en los hornos, junto con los gromos y cádabas del tojo. La verdad sea dicha que, si es esa la explicación más plausible, podría haber puesto otro ejemplo más alegre que la muerte de un chiquillo de doce años. Bastaría que preguntase por la edad que tenía el chiquillo en el día de su cumpleaños. Aún sigo teniendo mis propias dudas entre la primera y la segunda interpretación que le di al caso, pero me quedo mejor con la segunda, por supuesto. Esta es la foto que tengo de la ayalga.





 



Esta es la forma de contar en xíriga, que era el habla de los tamargos llaniscos y que aún la siguen hablando en algunas poblaciones donde tuvo mayor arraigo. Muchos vocablos de la Llingua usada en la zona oriental que comprende Llanes y para no herir susceptibilidades se hace extensible de igual forma a las limítrofes: Ribadedeva, las dos Peñamelleras, Cabrales, Onís y la Riosellana, tienen su origen en esta habla, inventada como otras más relacionadas con los oficios, para proteger el saber especializado del tamargo. Como curiosidad aquí detallo la forma de contar en xíriga: 1:Ba/bate. 2:Bi. 3:Iru. 4: Lau. 5: bos. 6: Seí. 7: Zaspi. 8: Sorti. 9: Bedecerasti. 10: Amar. 11: Amica. Del doce al diecinueve se construyen con el prefijo Amar (10) seguido de las unidades: 12: Amarbi. 13: Amariru. 14: Amarlau. 15: Amarbos. 16: Amarseí. 17: Amarzaspi. 18: Amarsorti. 19: Amarbedecerasti. 20: Oguei. 100: Eún. Mil: Emilia. Millón: Emilio. Y de la misma forma, las veintenas: Ogueiba, Ogueibi, Ogueiiru, Ogueilau, Ogueibos, Ogueiseí, etc. La tercera decena y siguientes se construyen con el sistema en base veinte combinado con la de diez: 30: Oguei amar (20+10). 40: Bioguei (2 x 20). 50: Bioguei amar (2x20+10). 60: Iruoguei. 70:Iiruoguei amar. 80: Lauoguei. 90: Lauoguei amar. Ejemplos: 54: Bioguei amar lau. 345: Irueún bioguei bos. 3.576: Iruemilia boseún iruoguei amar seí. Recomendable ejercicio para mantener las facultades mentales en perfecto funcionamiento. Para conocer el vocabulario de La xíriga de los tamargos llaniscos  visita desde el mismo blog en este enlace que hice a tal fin.

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